jueves, 27 de septiembre de 2018

Aula 34, quinto de primaria.


Petan na porta. Os meniños xiran a testa coa sospeita de que van saír de clase. Un brinco de
esperanza xoga nos seus ollos. A “profe” pide dous voluntarios para cargar un paquete ata a
portaría. Iago levanta a man malia non ser demasiado rexo, e as meixelas de María tórnanse
rosadas. Ela tamén ergue o brazo, pois acostumada a axudar no taller familiar non lle custará
demasiado esforzo.
Unha gargallada xeral obrígalle a rectificar o movemento. A mestra pídelle a Xoan que vaia el, e
este levántase preguiceiro.
Unha bágoa esvara pola face da nena, ela tamén é forte.


Este microrrelato que, ao meu parecer, non é máis que un reflexo da sociedade acadou o 1º Premio
do IV Premio de Microrrelatos Mulleres Progresistas fai tempo e apetecíame compartilo.

sábado, 3 de febrero de 2018

Tercer avance



Tercer avance

Y me fui
porque lo único mejor que el hogar
es abandonarlo.

Padecer el cambio
hasta que los principios ya no asusten.
Hasta reencontrarte
y cuando no te duela la distancia,
cuando no te pese cada instante
en el pecho:
volver. 
Volver a casa.
Saber que después de un día lluvioso
te espera un café
y un abrazo al alma.

Saber que irse es siempre
un paso adelante.
Y regresar después es
alcanzar la meta.
Comprender algo que nadie
puede enseñarte
es comprenderte a ti.
Reencontrarte.
Y crecer.
(Aprender, tal vez, a quererte.)

Con miedo

Hoy me gustaría compartir un poema que habla sobre la enfermedad, en este caso el cáncer. Creo que no hay mucho más que decir. Espero que os guste.


Con miedo.


Así empiezo estas líneas:
vacía, estática, quebrantable.
Preguntándome cuándo y dónde habrá empezado todo.

Tal vez un lunes de abril, en una sonrisa impasible y cálida
con un fondo tan complejo
que resulta difícil asimilar su transparencia.
Y qué decir,
Sobre la humildad propia de quien hipoteca su alma
para que otras florezcan.
Del dolor que en algún instante hizo mella en una de las células de tu cuerpo,
en dos, en tres…

Quién hubiera reaccionado a tiempo.
Si tan solo hubiésemos precedido...

El descontrol summa cum laude de los hábitos,
una pérdida inminente, la lejanía…
En algún segundo, en algún minuto,
una expansión primeramente diminuta.
Una bomba al corazón.

Imagino el dolor recorriendo tus arterias,
el pánico y la soledad destruyendo trincheras.
Alcanzo a visualizar la sangre bombeándose,
irregular, febril, débil.
A sentir tu morriña,
tu cuerpo casi inerte. ¡Vuelve!

Quién hubiera citado a Benedetti,
quién hubiese dicho: “no te rindas, por favor, no cedas”.

Y en mitad de esa parsimonia con la que la culpa me invade
todas las partes -esas mismas que no pude salvarte-,
te recuerdo sonreír vagamente en una videollamada.
El sonido con retraso. "Hola”.
Luego nada.

Y con la misma rapidez que te fuiste
se fue alejando de ti la vida, aquella 
en la que reinaron el cansancio y las falsas esperanzas 
maquilladas a cuentagotas.


Quién hubiera citado a Machado.
Quién hubiese implorado otro milagro de la primavera.


Si tan solo pudiera aferrarme a una palabra de hálito,
a un apoyo esporádico. Si hubiese dicho, tan solo una vez, “te quiero”…


En qué momento. En qué lugar.
En qué botella rota de cerveza. En qué rostro congelado. En qué mirada   p    e      r      d     i      d    En qué punto irreversible.
Y si tan solo… pero no.


Nadie supo. Nadie reparó. Nadie estuvo.
Quién te hubiera visto tan solo.
Quién hubiese imaginado tanta valentía.

Y de repente unos pies helados,
unas manos agarrándose a un ápice de vida.
Ojos atónitos. Habitación fría. Lo que no se cuenta.
Una vida congelándose y unos hijos creciendo de inmediato,
casi a la misma velocidad que la metástasis,
reclamando una despedida. ¡VUELVE!


Quién hubiera,   
tan solo, 
sabido…






sábado, 4 de noviembre de 2017

Eladio Rodríguez González

Eladio Rodríguez González, mi tatara-tatarabuelo -sí, suena antiguo, pero es eso mismo lo que le aporta a esta historia un aire de magia y misterio- fue un escritor español tanto en lengua gallega como en lengua castellana y uno de los cuarenta miembros fundadores de la Real Academia Española (http://www.rae.es), así como el autor del primer Diccionario enciclopédico gallego-castellano. También fue dos veces presidente de la RAE.

Recuerdo vagamente que alguna vez me explicaron de pequeña esto mismo que ahora estoy diciendo yo, y con un interés extraño e incomprensible, atendía a las distintas anécdotas que mi padre me contaba y que, aún más años atrás, se las contaba a él su padre. Es por eso que me parece bonito compartirlo hoy aquí, darle así importancia a la Historia. 

Eladio publicó composiciones y artículos en el periódico O tío Marcos da Portela, participó en las tertulias de la Cova Céltica y en la constitución de la Liga Gallega.

Creció en Coruña con su tío, donde trabajó muchos años mientras continuaba su labor como periodista y poeta para más tarde volver a su lugar de nacimiento: Leiro, un pueblito encantador de la provincia de Orense donde se encuentra un gran monasterio que a día de hoy es un hotel. En este mismo lugar, en el año 2001 la RAE hizo un acto literario conmemorativo, dedicándole así el día de las Letras Gallegas.

Destacan sus obras Folerpas (1894), Raza e Terra (1921) y Oracións campesiñas (1927).

Por supuesto no tuve el placer de conocerle y durante mucho tiempo no supe de su trabajo ni de su gran labor lingüística. Ahora sé que formó parte de la Xeración Nós y que dejó a su paso una gran memoria, tanto reivindicativa en cuanto a Galicia como propia. Y, pareciendo esto un In Memoriam
me atrevo a casi presumir de llevar en mi sangre versos tan bonitos como los que procedo a citar:

"Connosco vive,
porque en nós é onde nace.

Eu levo esa frol conmigo.
No verdegante
xardín do meu corazón 
crece e dase
sempre fresca e recendente.
É carne da niña carne.
Se quereres arrincarma,
o corazón me arrincades."

       Fragmento de Flor Recendente, de Eladio Rodríguez González.




domingo, 10 de septiembre de 2017

Maverick

Este es un poema que escribí hace algún tiempo y fue premiado en el VI Certamen literario "Ricardo León" (Madrid) con el primer premio de la categoría juvenil. Aprovecho para compartir con vosotros algunas fotos del viaje que hice a Madrid para ir a recoger el premio. ¡Espero que os guste!



Entonces pensé que tal vez el amor
no era eso.
No un lazo que nos ata
sino un hilo que nos une.
Y allí, en el frío de tu ausencia,
por primera vez
me eché de menos a mi.

A la chica más guapa,
a la que sonreía cada mañana
y apenas miraba el reloj
para no congelar el tiempo nunca.

Un día frío de Septiembre, por la mañana, 
te marchaste.
Desde entonces no he dejado de mirar,
a través de la ventana, las manecillas
difuminándose en el aire.

No me importa 
si alguien vuelve a rozar mis labios,
hace tiempo que te pertenecen;
igual que esta vida que ya no brilla,
igual que este alma que se muere,
gritando, 
desgarrada,
con la voz en astillas, 
                                   en ecos...

El eco de tu risa 
se mezcla con la lluvia
y se rompe en el suelo 
tan fuerte
como si entendiera mi dolor.

Me miran unos ojos y no son los tuyos.
No se detienen en mis labios
justo antes de acariciar mis mejillas,
no despiertan mis colores, 
no aceleran mis latidos. Me miran
pero no me ven.

Mientras tanto yo te arropo en mi memoria
y te observo dormido, despeinado, tan guapo.
Después me abrazo, despacio,
guardando las maneras.
Inspiro. Expiro. Pruebo
un café que no consigue quemarme
y me rompo.

Te echo tanto de menos...

Ya no importan las apariencias:
Yo no pedí enamorarme, 
yo me perdí en tus lunares
y nadie ha sabido encontrarme desde entonces.
A mi me habían contado
que el amor era rozar el cielo,
un viaje compartido.
Y olvidaron decir
que no había regreso,
que era a cobro revertido,
a la deriva; a la espera
de que alguien te quite una venda de los ojos
cuando no dejas tocarte.

Yo quiero que me devuelvas mi tiempo,
las caricias, el cariño...
Lágrimas resbalan por mis mejillas
y los gritos, poco a poco, desaparecen.
Se funden en tu reflejo 
justo cuando se desvanece.
Y otra vez más no te he dicho que lo siento,
que los versos sin ti están vacíos.

Que alguien me diga cómo salir
del pozo que son tus pupilas,
cómo dejar de pensar en tus labios,
cómo no esbozar tu sonrisa.

Que alguien me diga cómo se olvida
antes de que el tiempo me desgaste las ganas,
antes de que comprenda que dejar ir
es también amar.
Que solo hay que perdonar, y perdonarse.
Mirar hacia delante y salvarse.

Ya no siento como antes
pero aún no he perdido el norte
y estoy retomando la dirección.
Voy a ponerle fecha a mis sueños
y cuando sean ya objetivos
te llamaré para contarte 
que sobreviví.

A ti, al colchón vacío, al miedo
de tropezar 
y no poder agarrar fuerte tu mano.

Para decirte que me quiero.
Y que voy a salir ahí fuera
aunque llueva o truene sobre el mar,
aunque se congele cada rincón de Madrid.

Y voy a hacer todo esto realidad.











sábado, 26 de agosto de 2017

Aquí no queda sitio para nadie

Estos días ha habido muchas personas y familias afectadas por los ataques terroristas ocurridos en Barcelona y otros lugares. Me gustaría compartir la rabia que esto me produce a través de un poema en el que, apoyándome en la canción de Sabina "Pongamos que hablo de Madrid", critico una sociedad fría, egoísta e infrahumana que no repara en los detalles, que no aprecia la belleza, que se olvida de cuidar el planeta y se deja llevar. Me decepciona enormemente ver que hay personas capaces de matar desde el odio. Cada vez que pongo las noticas observo violaciones, asesinatos, guerras... a veces parece que el mundo se está volviendo loco y nosotros estamos tan acostumbrados que ni siquiera nos extraña. Sin embargo, como respuesta a los atentados la gente ha salido a las calles, se ha solidarizado, ha gritado contra el miedo. Y eso, eso es precioso. Es una luz al final de un túnel, es esperanza, es amor. Me uno a ellos aportando mi pequeña parte. Porque muchos granitos de arena forman playas y porque, entre todos, podemos (intentar) hacer del mundo un lugar mejor.

“Aquí no queda sitio para nadie”


Siento un mar de sentimientos 
balanceándose en mis ojos.
Las mareas subiendo, la nostalgia apretando,
la arena huyendo, 
enterrada.
“La vida un metro a punto de partir.”

Siento la injusticia amarrándome las manos
mientras las palabras me permiten
desatar nudos, soltar cuerdas, romper límites
asaltando las distancias.
Pronunciarme. Alto.
Basta.

La radio busca emisoras tar-ta-mu-de-ando
mientras mi corazón, arrinconado, parpadeante, tiembla.
Y finalmente Sabina me canta al oído:
“las niñas ya no quieren ser princesas
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra.”

Mis pupilas acarician el asfalto
y la voz, escondiéndose, apenada,
susurra tan tan bajo que no alcanzo a escucharla
entre ruido, interferencias, prisas, ruido, pasos, choques, ruido.
Alguien me dice que, a veces, mis iris
se tornan grisáceos
y un interlocutor contesta “Chubascos en el noroeste de Galicia.”
“Chubascos” pienso. 
Mis latidos lloran. 

“Allá donde se cruzan los caminos”
las ruedan giran cada vez más rápido.
Al paisaje, difuminado, 
ya no le da tiempo a despedirse.
“Los pájaros visitan al psiquiatra”

Bajo el volumen y el silencio se tensa 
como una cuerda fina...
y yo, temeraria, me convierto en equilibrista
del pasado,
las cuervas,
las palabras

              P
   E
      
                R
       
                             D
    
                   I
       D
             
                         A
    
              S

El último rayo de luz consigue sonrojarme,
y sonrío, tímida y tristemente a un cielo rosado.
Después Lorenzo arropa a los árboles 
y yo les leo este cuento.
Ellos enredan sus ramas para soñar 
con ser bosques densos, verdes, sedientos de agua.
El sol se despide
y la ciudad enciende sus luces.
Las estrellas se apagan.

martes, 15 de agosto de 2017

Beirarrúa

Hola, chicos y chicas!

Hoy me gustaría compartir con vosotros un poema (en gallego, aunque suelo escribir en castellano) que hace algún tiempo publiqué en el periódico cultural Eixo Atlántico, donde tengo una columna. Este diario publica tanto en Galicia como en el norte de Portugal. Aquí os dejo su página web por si le queréis echar un vistazo: http://www.novasdoeixoatlantico.com

Con este poema, además, quedé finalista en el V Certame escolar Rosalía De Castro. Así, mi poema fue publicado junto con los trabajos de otros jóvenes por la Fundación Rosalía de Castro en el libro Oxalá isto non fose un poema, patrocinado por el ámbito cultural de El Corte Inglés. Para leerlo podéis poneros en contacto conmigo a través de mi correo electrónico (laura.decaceres99@gmail.com) o de mi Instagram (@decaceres99). Os aseguro que lo disfrutaréis, pues encontraréis obras de mis compañeros de gran calidad.

Sobre el acto con motivo del certamen me gustaría contaros algunas cosas. Acudí con un amigo y dos amigas. Fuimos en tren hasta Padrón (una experiencia muy interesante que nos proporcionó unas vistas increíbles) y una vez allí caminamos hasta el cementerio en el que está enterrado Camilo José Cela, dando un bonito paseo al lado de las vías de tren. Después tomamos algo en las acogedoras calles del lugar y finalmente fuimos a la Casa-museo Rosalía de Castro donde tuvo lugar el evento. Una vez allí tuvimos el placer de escuchar en directo la música de Amancio Prada y las palabras de importantes personalidades en el mundo de la literatura. 
Al final del post incluyo algunas fotos de este momento tan especial y único.

Sin más dilaciones:

BEIRARRÚA

Non é polo leve latexar do albor crebando o meu peito
nin polas follas perennes ollando ás soidades do outono.
Nin por todos os teus amenceres dando cor ao ceo
e forzas a algún sorriso foráneo.

É polas bágoas soterradas nas miñas lembranzas,
polo fío de voz que esvara dende a gorxa ata os beizos,
é pola dor, 

polo   m  e  d  o  .

Por iso escribo estes berros rotos agochados nuns versos
mentres os paxaros píanlle ós semáforos vermellos 
en busca de castiñeiros, de destelos caídos.
E só atopan estrelas perdidas 
na escuridade do meu peito.

Sinto a inxustiza amarrándome as mans,
o lamento dun soño
agochado embaixo do noso leito.
Unha terra indiferente, fría, onde as pantallas reflicten
aquelas miradas que xamáis se chegarán a cruzar.

A maxia tirada na rúa,
o volume máis alto que o ruído para non escoitar
a présa inundando as cidades,
as pegadas fuxindo do chan:
non coñezo a ninguén que agarde sentadiño á chegada da lúa,
fai tempo que a lúa non sae pasear.

Algúns meniños alfúfaros salpícanse nunha fonte
como se souberan algo dos ríos que levan ao mar,
e de que o tempo

c  o  r  r  e  .  .  .

O cadúceo desenrólase nun manto de días caducos
e ningún poema nos vai sandar
se os ollos do mundo están pechados.

Non sei se queda afouteza neste lar.





Vistas desde el tren.


Casa-museo Rosalía De Castro.




Concierto de Amancio Prada
mientras Fabián Niño escribe un poema.
Viaje en tren.
Paseos.
















Aula 34, quinto de primaria.

Petan na porta. Os meniños xiran a testa coa sospeita de que van saír de clase. Un brinco de esperanza xoga nos seus ollos. A “profe” pide...